Una buena educadora no es la que tiene los más novedosos recursos y el aula llena de material didáctico para que los niños se sientan bien en el salón, sino la que es capaz de sacar adelante la intervención educativa con las cosas que estén al alcance del contexto y sacarle provecho para que los niños obtengan experiencias llevadas a la realidad lo más significativamente que se pueda llegar a lograr.
La función de la educadora es fomentar y mantener en los niños el deseo de conocer, el interés y la motivación por aprender.
También tenemos la responsabilidad para promover la igualdad de oportunidades para el desarrollo de competencias que permitan a los niños una participación plena en la vida social.
La participación de la maestra debe consistir en propiciar experiencias que fomenten diversas dinámicas de relación en el grupo escolar.
Hay muchas cosas que ya sabemos que tenemos que fortalecer para no caer en ideas erróneas acerca de cómo educar a los pequeños, pero hay más cosas que debemos corregir e intentar para innovar.
¿Qué fortalecer?
Sabemos que como educadoras es de primordial importancia el fortalecer nuestras habilidades, conocimientos, actitudes y valores que transmitiremos y aplicaremos durante nuestra labor docente.
A continuación mencionaremos los puntos más relevantes a fortalecer durante la intervención docente.
· La observación es un punto clave que se debe de fortalecer a cada momento para conocer las características de los niños y sus diferentes procesos de aprendizaje como base para orientar la organización y el desarrollo del trabajo docente, así como la evaluación del aprendizaje y de las formas en que se propicia.
· No debe pasar desapercibido que el ambiente del aula que nosotras desarrollemos las actitudes y la participación positiva que promuevan la confianza en la capacidad para aprender del niño,estableciendo un clima de confort en el grupo y así favorecer el autoestima, respeto, orden, creatividad, curiosidad y placer por el estudio, así como el fortalecimiento de la autonomía de los párvulos.
· Los buenos resultados de nuestra intervención educativa requieren de una planeación flexible, que tome como punto de partida las competencias y los propósitos fundamentales que favorecerán el desarrollo integral del niño durante la edad preescolar.
· Para crear en el niño aprendizajes significativos, es de vital importancia que diseñemos actividades lúdicas porque a través del juego el niño explora y ejercita sus competencias físicas, idea y reconstruye situaciones de la vida social y familiar, en las cuales actúan e intercambian papeles.
· La buena disposición de la educadora es esencial para atender a los niños con Necesidades Educativas Especiales, lo que implica un trabajo de apoyo con el grupo escolar, los padres o tutores, la escuela y los centros especializados para mejorar la calidad educativa del pequeño.
· Reconocer las diferencias individuales de los educandos que influyen en los procesos de aprendizaje para poder aplicar estrategias didácticas para estimularlos; en especial para favorecer el aprendizaje de los niños en condiciones familiares y sociales particularmente difíciles que nos ayuden a entender su nicho de desarrollo.
¿Qué corregir?
Muchas educadoras mantienen una gran consistencia en las formas de trato con los niños, toman actitudes negativas que adoptan en las intervenciones educativas y tienen criterios con los cuales procuran orientar y modular las relaciones entre sus alumnos, pero muchas veces las acciones que toman son erróneas porque no se dan cuenta de que son muy duras en la forma de cómo contestan a los niños, como los tratan y sobre todo esa actitud mala que tienen que puede llegar a dañar psicológicamente afectando el desarrollo integral del pequeño.
· Debemos tener cuidado en la forma de planear, porque muchas veces no tenemos un diagnóstico adecuado de las necesidades de los niños, gusto, preferencia e intereses y eso convierte a las actividades en algo que no fortalece el aprendizaje de los párvulos.
· Debemos tener cuidado en la forma de planear, porque muchas veces no tenemos un diagnóstico adecuado de las necesidades de los niños, gusto, preferencia e intereses y eso convierte a las actividades en algo que no fortalece el aprendizaje de los párvulos.
La planificación de la intervención educativa es un recurso indispensable para un trabajo docente eficaz, ya que permite a la educadora establecer los propósitos educativos que pretende y las formas organizativas adecuadas, prever los recursos didácticos y tener referentes claros para la evaluación del proceso educativo de las niñas y los niños de su grupo escolar.
· El no tener un conocimiento amplio sobre los propósitos de la educación preescolar es una desventaja que afecta el trabajo docente porque no se cumple lo que se pretende en la educación inicial ya que no se cumplirán las expectativas necesarias al ingresar a la primaria.
Por eso debemos comprender el significado de los propósitos de la educación preescolar, de los enfoques pedagógicos que sustentan la acción educativa, para propiciar el desarrollo integral y equilibrado de las niñas y los niños e identifica, como uno de los principales aportes de este servicio, el desarrollo de las capacidades cognitivas que son la base del aprendizaje permanente.
· El no saber diseñar, organizar y poner en práctica estrategias y actividades didácticas adecuadas al desarrollo de los alumnos, así como a las características sociales y culturales de éstos y de su entorno familiar, hará que los educandos no alcancen los propósitos de conocimiento, de desarrollo de habilidades y de formación valoral que promueve la educación preescolar.
¿Qué nuevas cosas intentar?
· Implementar estrategias que favorezcan la eficacia de la intervención educativa en el aula, así como una mejor organización del trabajo en la escuela; para esto tenemos de conocer los principios pedagógicos que son fundamentales para reflexionar sobre la propia práctica.
· El trabajo en colaboración y el conocimiento mutuo entre la escuela y la familia favorece el desarrollo de los niños. Para esto nosotras debemos de crear actividades donde involucremos a ambos contextos para que exista una continuación de conocimientos.
· El interés que nosotras mostremos generará en el pequeño motivación para aprender. Se trata de esa disposición que tengamos para querer enseñar siempre con una actitud positiva ante todo.
· En la educación preescolar una de las prácticas más útiles para la educadora consiste en orientar el impulso natural de los niños hacia el juego, para que éste, sin perder su sentido placentero, adquiera además propósitos educativos de acuerdo con las competencias que los niños deben desarrollar.
· Primero que nadie nosotras como formadoras necesitamos tener una alta capacidad de comprensión del material escrito y tener el hábito de la lectura para valorar críticamente lo que leemos y relacionarlo con la realidad y especialmente, con su práctica profesional.
· Plantear, analizar y resolver problemas que se nos presenten en el transcurso de la intervención, saber enfrentar desafíos intelectuales generando respuestas propias a partir de los conocimientos y experiencias de los niños.
· El juego es un impulso natural de los niños y tiene manifestaciones y funciones múltiples. Es una forma de actividad que les permite la expresión de su energía, de su necesidad de movimiento y puede adquirir formas complejas que propician el desarrollo de competencias.
Es por eso que a través de actividades lúdicas, el niño aprende de forma natural y sin sentirse presionado, muestra mayor interés para realizar productos con el pretexto del “juego” y así mismo enriquece sus conocimientos, los amplía y desarrolla diversas capacidades que en la vida futura le serán útiles.
Es por eso que a través de actividades lúdicas, el niño aprende de forma natural y sin sentirse presionado, muestra mayor interés para realizar productos con el pretexto del “juego” y así mismo enriquece sus conocimientos, los amplía y desarrolla diversas capacidades que en la vida futura le serán útiles.
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